jueves, 16 de junio de 2011
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Hace un par de años coincidí durante varios viernes, en compañia de algunos amigos, el pintor Sebastian Prades, su mujer, Paqui, y los que se iban añadiendo, con dos alumnos de la escuela de guitarra El Carbonero. Venian semanalmente desde lebrija y entretenian la espera antes de las clases tomando café en la parra vieja.
Uno de esos días Pepe, el camarero, se arrancó por Antonio Molina con voz de falsete; uno de los lebrijanos, creo recordar que el que vendía cupones de la ONCE, rivalizo con unas bulerias espantosas, y yo, con mucho gusto, hice el ridículo con una mala imitación del torototron de Pericón. En realidad era complicado decidir quien asesinaba con mas pericia los supuestos cantes, pero lo pasamos tan bien que repetimos el esperpento semanalmente durante algunos meses.
Viene esta tontería a cuento porque Manuel Lozano El Carbonero solía aparecer de vez en cuando y aunque , lógicamente no participaba de nuestros disparates, me dio la ocasión y el privilegio de conocerle y charlar con el de vez en cuando.
El Carbonero es un personaje curioso dentro del Jerez flamenco: siendo, en el mejor y mas antiguo sentido de la palabra, un maestro, no lo verán ustedes corretear por las instituciones con vana egolatría. Supongo que le basta y le sobra con la gratitud y el reconocimiento de sus alumnos pasados, presentes y futuros.
No se si algún día lo harán rey mago de Occidente, o hijo putativo de no se que, pero desde luego no será porque el lo haya buscado haciendo vida social, frecuentando saraos políticos o eventos sociales.
En estos días de "festibubi" en que los periódicos no dan abasto para tanta rueda de prensa, charla y actuación, él seguirá en su Universidad de la calle San Miguel ejerciendo la docencia tranquila con la fe de su nombre. Y gente como mis dos lebrijanos, y tantos otros, viajaran cada semana para participaren su bienal permanente , su Festival sereno.
Nota: Poco que contar de la noche de ayer, cante insulso en Antonio Chacón y adolescentes chillando en Damajuana. A destacar algunos cantes de Dolores Agujetas, y el descubrimiento en mi compañero David Fidalgo, de que hay alguien a quien le gusta discutir todavía mas que a mi.
Rafael Benítez Toledano.